The Village Voice
Fundado en 1955, este semanario alternativo fue el más conocido de Nueva York hasta que dejó de editarse en 2017.
Transcripción
arte ¿ARTE DE QUIÉN?
Por John Perreault
El viernes pasado recibí una llamada correcta pero vehemente: «Soy Takis… A las cuatro en punto retiraré mi escultura de la exposición «Machine» del Museum of Modern Art… La están exponiendo contra mi voluntad. Te agradecería que vinieras». ¡La revolución tranquila!
Actuaron como un reloj: Takis, sin afeitar, calmado, parecía un estibador santo o un anarquista listo para poner una bomba; Willoughby Sharp, quien se desnudó en la mesa redonda de Jill Johnston en la NYU; Farman, con barba negra, un poeta, y Do, una mujer guapa de pelo rojizo que llamó al despacho del director desde una cabina telefónica para explicarle lo que iba a ocurrir. Había más gente.
16:00, 16:01, 16:02, 16:03… En una galería atestada, frente a guardias atónitos, Takis se acercó hasta su propia obra, cortó los cables, la desenchufó y, escoltado por Farman y Willoughby, la sacó con cuidado desde museo hasta el jardín con una frialdad increíble. Estaba muy ensayado y a simple vista parecía más un cinematográfico robo de joyas que el balé anarquista que era en realidad. Takis y su barbado equipo dejaron una estela de folletos que repartieron estratégicamente entre los guardas según se acercaban y entre los pocos espectadores que parecían entender lo que estaba pasando.
Uno de los folletos firmados por Takis rezaba: «Esperemos que la decisión unánime del 1 de enero de 1969 de retirar mi obra de la exposición «Machine» del Museum of Modern Art sea solo la primera de una serie de actos contra las políticas anquilosadas de los museos de arte de todo el mundo. Unámonos, artistas y científicos, estudiantes y trabajadores, para convertir estos lugares anacrónicos en centros de información para todas las actividades artísticas, y así dar lugar a una etapa en la que todas las personas puedan disfrutar libremente del arte».
Los guardas y agentes de seguridad estaban o enfurecidos o muy confundidos. «¿Tiene permiso para llevarse esta obra?» ¿Cómo sabemos que es el verdadero autor?» Uno de los agentes de seguridad, haciendo lo humanamente posible por hacerse cargo de la situación, pero dando un paso cada vez más absurdo que el anterior, intentó impedir que los fotógrafos hiciesen fotos después de afirmar que de haber ocurrido en el Metropolitan, habrían disparado a Takis allí mismo (el Metropolitan, como todo el mundo sabe, no es precisamente famoso por exhibir obras de artistas vivos; no esperan que Rembrandt dé ningún problema, ni siquiera Jackson Pollock).
Takis se negó amablemente a moverse a pesar de las invitaciones a entrar y hablar sobre el tema. «Estoy custodiando mi propia obra. Quiero que me confirmen por escrito que será retirada para siempre de la exposición y que el museo no volverá a exhibirla nunca más sin mi permiso».
Takis, como ya he mencionado alguna vez, es un artista importante al que respeto. Aparte de la gran calidad de su trabajo, puedo decir —tras haberlo conocido en persona hace alrededor de una semana— que es un artista serio y seguramente alguien que no hace cosas así solo por publicidad. Estaba muy enfadado. Y no sin razón, añadiría.
Takis está representado en la exposición «Machine» con Tele-Sculpture, una obra de 1960 de corcho y madera con imanes que cuelgan de cables de acero, y se mueve sobre un electroimán. ¡De 1960! En la exposición parece una obra embutida entre otras a última hora en una sala destinada a invenciones más grandes, nuevas y espectaculares, no necesariamente mejores pero sí más modernas, de otros artistas. En una carta dirigida a K. G. Pontus Hulten, comisario de la exposición, Takis manifestó que si iba a estar representado por esa obra, renunciaba a estar representado en absoluto. Había otras obras más recientes a disposición del museo. Por tanto, aunque esta obra en concreto es parte de la colección del museo, fue exhibida en contra de su voluntad y a pesar de sus protestas. Fue la gota que colmó el vaso. Artistas de todo el mundo se quejan sobre los museos y se sienten impotentes al enfrentarse a ellos. Takis hizo algo al respecto.
El jardín se oscureció y cada vez hacía más frío. Aunque varios «funcionarios» se aventuraron a entrar en el jardín, la confirmación escrita quedaba aún lejos. Pero Takis, aunque todavía demanda que todos los artistas tengan voz y voto en lo referente a la exhibición de sus obras, tuvo éxito de alguna manera. Después de una «sentada» de hora y media y dos horas de conversación con Bates Lowry, el nuevo director del museo, consiguió una confirmación verbal al menos. La pieza ya no está en la exposición. Lowry, por supuesto, ha recogido el testigo, y reconociendo la importancia del gesto de Takis, ha accedido a tener más conversaciones y un debate público en febrero.
Esperemos que el debate sea más que un debate y resulte en acciones concretas. El folleto de Takis enumera con exactitud a qué se oponen él y sus compañeros: «1. La exhibición de obras de artistas vivos sin su consentimiento expreso. 2. Los privilegios exclusivos de propiedad que ejercen los museos sobre la obra de artistas vivos 3. La falta de diálogo entre las autoridades de los museos y los artistas, sobre todo en lo referente a la instalación y el mantenimiento de su obra. 4. El uso no autorizado de fotografías y otro material perteneciente a la obra del artista con fines publicitarios». Sin duda un artista debería poder influir en el tratamiento de su obra con independencia de quién la haya «adquirido». Pero este es solo uno de los potenciales temas revolucionarios que surgirán en ese debate público prometido por el museo en febrero.
Takis es un artista consolidado. Actualmente es residente en el MIT’s Center for Advanced Visual Studies. El catalogo de su exposición en la Hayden Gallery incluye comentarios de Marcel Duchamp, William Burroughs, Allen Ginsberg y Gregory Corso. Si un artista tan conocido como Takis está a merced del sistema museístico y parece no tener ningún control sobre la exhibición de sus obras, ¿cómo tratarán los museos —o las galerías, para el caso— a los artistas más jóvenes?