Los archivos en su forma tradicional determinan qué merece ser archivado, qué narrativas predominarán a partir de ellos y qué será potencialmente olvidado. Por su parte, aunque Guernica mantiene el carácter aurático en su materialidad, ha experimentado una suerte de “liberación” en cuanto que su valor simbólico excede la presencia del lienzo. La documentación recopilada sobre Guernica refleja que su historia va más allá de sí mismo.
Entre lo material y lo simbólico
El aura de Guernica fue ratificándose y aumentado en cada viaje que realizó desde su exhibición en París en 1937 hasta Filadelfia en 1958, último lugar donde se vio fuera del Museum of Modern Art antes de su traslado a España. A partir de entonces, su estado de conservación, y las negativas de préstamo, han contribuido tanto al mito como a los debates sobre su propiedad legítima. Sin embargo, otras vidas del cuadro, reconocidas desde aproximaciones menos comunes pero igual de pertinentes, pueden cuestionar este carácter aurático y mítico, comenzando por su tasación fijada en los valores de seguro que se revisaba cada vez que viajaba. También por las réplicas y reproducciones en sus diferentes formas, lo que demuestra que en muchas ocasiones importaba más su presencia simbólica que la real.
Democratización del cuadro
Cuando entra en juego esta dimensión simbólica, tiene lugar una “liberación” y “democratización” del cuadro, de cuya imagen se han apropiado artistas, movimientos sociales, reivindicaciones y luchas, así como productos destinados al consumo masivo y comercial. Guernica, subvertido su carácter de “obra de arte” en sentido canónico, se convierte en otro sujeto, utilizado total o parcialmente con diferentes fines. El cuadro se convierte en imagen y lenguaje, en vehículo para narrar otras historias.
Ante esta consumada “pertenencia al pueblo” que Picasso deseaba como destino del cuadro, de igual modo estas otras vidas e historias que también origina Guernica merecen ser consideradas, documentadas, archivadas y narradas, concediéndole un valor similar al del propio cuadro.
Estas vidas exceden los debates sobre su interpretación y simbología, puesto que cada apropiación le otorga una nueva lectura.